Usualmente, el entrenamiento de las emociones no es tomado en cuenta al momento de la planificación de los deportistas. Se suele decir que “eso” se trae innato, que hay situaciones que nos demuestran “de que estamos hechos”. En parte puede ser así, la vida nos pone en situación que debemos superar y seguir avanzando, situaciones que nos marcan, nos generan experiencias y nos forjan como personas.

Ahora bien, como en todos los órdenes de la vida: cuando contamos con más conocimientos y herramientas podemos enfrentar de mejor manera las situaciones que se nos plantean, podemos resolver más rápido y obtendremos si o si mejores resultados.

Al dedicarle tiempo al entrenamiento de las emociones, generamos herramientas que los deportistas y todo su entorno adquieren y aprenden a utilizar adecuadamente. Aprendemos a corregir actitudes contraproducente, generamos confianza y vínculos sanos con el equipo de trabajo. Podremos detectar situaciones que pueden influir en el rendimiento, tomar buenas decisiones para superar dichas situaciones y obtener los resultados deseados.

Debemos entender que esto es tan importante como lo es el entrenamiento físico-tecnico, la alimentación y el cuidado del físico.

Las emociones también se deben entrenar!!!